miércoles, 6 de junio de 2012



Éste miércoles mis capullos no han hecho otra cosa más que gestar las horas de mi espera y alargarla como tallos interminables.
Su lentitud me va arrastrando al terrible deseo de aplastarla, pero todo es inútil, mi debilidad ya casi se ha devorado el día entero. 

Es de noche, nada pasa y la premura se hace cargo de dibujarte como un sol ocultándose en mi mente. De pronto eclosionan todos los párrafos imaginados y me invitan a rezar las líneas de la resignación. Es allí, cuando miles de estrellas naufragan contra el silencio que me abraza dopándome. 
Exhalo un suspiro al saber que se me ha volado el tiempo. Entonces sacudo a la conciencia des mi deseos y la despabilo de su desidia interminable, mientras tejo entre mis dedos un ramo perfumado de insultos por merecerte el don, la rabia de un corazón faldero que no me late sino que te ladra y una mirada pragmática para que acuses el recibo de que yo... 

...simplemente odio echarte de menos!

2 comentarios:

  1. Todo eso que no dimos.
    Todo eso que perdimos.

    Nos hace hoy.

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    1. Todo eso que no dimos.
      Todo eso que perdimos.

      Nos hace hoy.
      Bello...

      Un Abrazo!

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