domingo, 9 de septiembre de 2012

Como hoy


Hoy sólo síndrome de domingo, hay cosas que no se modifican, pese a la huelga de silencio, de esperanzas arrebatadas (por propia-decisión-propia) como el oficio de idiota desamparada, de volver a ese lugar a re-leer mis ex corazonadas de orígen in-duda-blemente felices… 
Pasan días, años, la vida, y paso yo como si nada para nadie. Una vida entera de escribir en broma sobre lo que es serio, o escribir en serio sobre lo que, de tan absurdo, puede parecer un chiste. Entender es una cosa y sentir es otra que puede no parecérsele ni un poco.
Siempre los domingos siento que muchos me han robado cosas importantes, la mayoría de ellas con mi consentimiento. Siento que me han saqueado una y otra vez sin que yo llame a nadie para denunciar.
Con cada acto de esperanza, anoté lo perdido, para perderlo un poco menos. Y anoté, también, lo ganado, para fotografiar de adentro la alegría de mi alma en ese descubrimiento. 

Anoté lo incierto, para darle un poquito de contorno. Anoté lo oscuro para verlo, anoté lo claro para irradiarlo. A muy pocas personas remarqué con un círculo rojo, y si lo hice fue de puro masoquista nomás, así no me olvido de que en algún lugar de toda persona enamorada habita un kamikaze. 
Y sí, todas mis certezas aparecen en el momento equivocado, siempre. Igualmente me doy esperanzas, no se puede ser nada para nadie ayer, hoy y mañana, no y no.
Si supieran las veces que asistí a mi propio funeral, en la última de mis muertes ayudé a alguien a lanzar un golpe certero justo ahí, cerquita del alma. “Para que rearmarme valga la pena”,me dije, y otra vez me equivoqué con el pronóstico. Lo bueno de que yo estuviera muerta es que la sobremuerte no te la cargarán a tu cuenta…

Yo pensaba que no estaba dispuesta a todo, aunque más de una vez haya sido perfectamente avasallable, hasta el cansancio, por suerte hoy es sólo recuerdo, que sirve solamente para mordisquear la nostalgia. 
Como hoy, nostalgia puta de domingo



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