Ahora, como el tiempo, y empieza el
espectáculo de dinamitas que no explotan, de
preámbulos a un entierro, de las vueltas que doy para llegar a tu
esquina.
Y ahora de
nuevo, pero cómo intento, y se me apaga la madrugada.
El día menos pensado te pienso en pasado, y lo que
pasa es que nunca paso de
la raya.
Después de el pensar viene el odiarse, después el olvidarse y luego seguro el volver a apreciarse, con todos los
instantes circulares.
Lo mejor de la historia es no
empezarla y aunque te borre, sé que podrías ser un teléfono que me aprendería,
u otra calle alejada donde los autos acaban.
Cuando somos
niños nunca pensamos en las consecuencias.
Cuando
somos niños nunca sufrimos como ahora...
(Motivos para trasnochar)