Me río de vos maldito destino insano y sombrío, me río de tus falsas expectativas y de tu "Yo sé todo".
Yo no voy hacia vos y no me importa si ya tenes planes. Rompo este mapa, tiro la brújula y hasta puedo vendarme los ojos, pero no voy hacia vos, ya confié demasiado, ya sufrí y reí otro poco. Y aprendí.
Todo se acaba en cada instante, y en esa madrugada de inmensa soledad inesperada volví a entenderlo. Todo nace antes y después de morir, y yo voy sin dirección hacia algún rincón llevando conmigo nada más que el corazón siempre sensato.
Van naciendo sonrisas y se van rompiendo como cristales. Nada es realmente necesario ni indispensable, yo no lo fui nunca para nadie y esa madrugada no iba a ser la excepción. Sin decir una sola palabra me lo hicieron recordar una vez más y en unos pocos pasos pude comprenderlo muy claramente.
Ahora una vez más pienso:
"-Soy efímera. Soy mestiza. Soy cruza de víbora con pena. Soy cruza de ego con algo más. Cargo la cruz. Cruzo postas. Soy cruza".
Yo no necesito nada, y quiero a pocos, pero quiero pero de verdad. Pateando para diferentes lados la indiferencia final de ese instante, voy quemando los eternos segundos de ese amanecer silencioso y lastimosamente solitario. Voy haciéndome lágrimas de aceptación sin seguir los caminos de nadie, y con el pecho acostumbrado a ese dolor que siempre me cae de visita inesperada, voy inhalando profundo, despegando los pies del piso cuando es necesario trascender en la mente.
Nunca nadie me cuido aunque sea de mentira. Y esa madrugada no fue la excepción.
Me río de vos maldito destino...
No digas más nada.
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