Por ejemplo que si me ahogo, salvarme de todo pronóstico sería una tarea agobiante. Ahuyentar a las horas que se adelantan tres pasos, y sin retroceder, ya me han ganado a la hora de llegar mal a la meta.
Ojalá no hubiese existido tal día como hoy, que fue ayer, que es siempre. Pero a contra tiempo nunca sé si me han dado el golpe final o aún falta un segundo asalto por dar.
Basándose en lo esencial, lo esencial siempre te acaba matando...
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