viernes, 9 de noviembre de 2012

El éxodo emocional



Que simple suele ser describir ese instante en el que la primera mariposa se instala en el estómago y coloniza cada espacio de mi cuerpo sin olvidar mi espíritu en su itinerario de vuelo. Hasta existe un exceso de romanticismo en la expresión metafórica. Pero casi igualmente extraordinario es ese momento en que la mariposa que parecía reproducirse desmedidamente y ser inmortal, decide emprender viaje, sin importar hacia adonde, fuera de mis límites corpóreos. 
Ese es el instante en que tomo por completo el control de todos mis movimientos moleculares, químicamente inducidos por mi metabolismo exento de insectos, con alas que alteran el equilibrio vital de la armonía de mi vida.
Ese es el momento en que me reencuentro con mis fronteras y mis límites, con mis aduanas intactas y un ejército de efectivos gendarmes abstractos que se disponen a cazar mariposas al primer intento de usurpación.
Ese es el instante en que me siento libre como antes, pero con una dosis extra, los hilos de la marioneta de mi cuerpo alterados por las oleadas ventosas del alar "maripozesco", ya cuentan con tu conducción rigurosa.
Ese es el momento en que me volatilizo con la misma capacidad de suspenderme por encima del suelo y danzar con el viento, pero sin depender de aquella maquina productora de orugas empecinada en colonizarme.
Me doy la bienvenida a "ese instante", que es solo eso...
Un instante que a veces temo vivir, por miedo a que comience a acabarse...


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