Recién me levanto. Está nublado, ideal para mi sensación de (paréntesis). Sonrío para afuera. Me quedo quieta por dentro. Miro hacia el patio. Me gobierno, me autorizo a sólo estar presente en este espacio perlado sin marco.
De repente la casa empieza a despegarse, a flotar y a mí no me sorprende. No aviso, ni llamo a nadie, ni loca paro este frenesí tan esperado. Yo sabía que finalmente iba a volar. Sigo sentada. Sigo bollito.
Sigo volando...
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