martes, 5 de marzo de 2013

Cinco minutos


Vuelvo a nacer cada mañana como si fuera la primera. Y mientras la luz se cuela en mis retinas, palpo mis costillas como quien palpa la noche.
Me reconozco... 
Y lo que queda del cielo que me me acompañó nocturna, se hace luz para mi anhelo más urgente. Ya nada es gris y todo vuelve a ser amable como siempre que lo intento.
Cada mañana vuelvo a comprender que  es imposible querer intentar conquistar con un reloj algo más que una hora.
Entonces una vez más consigo el mayor logro de amor que se puede lograr, reconocerme en sólo cinco minutos y descubrir que ademas de tener vida, puedo comenzar nuevamente  tejiendo mis sueños sin dejar de recordar como fue mi vida el día de ayer.     

Cuando digo adiós al día que paso,
jamás me olvido de los pies con los que lo he recorrido...



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