lunes, 1 de septiembre de 2014

Dejó ir


Ella deja marchar. Deja ir. Sin pensamiento o palabra, deja ir. Deja ir el miedo. Deja ir los juicios. Deja ir el enjambre de opiniones que confluyen alrededor de su cabeza. Deja ir el comité indeciso de su interior. Deja ir todas las razones correctas. Total y completamente. Sin duda o preocupación, sólo lo deja marchar. No pide consejo. No leyó un libro sobre cómo dejar ir. No buscó las escrituras. Sólo deja ir.
Dejó ir. Dejó marchar todas las memorias que cargaba en su espalda. Dejó ir toda la ansiedad que la mantenía moviéndose siempre hacia adelante. Dejó ir los cálculos y planes de hacer sólo lo correcto. No prometió dejar ir. No publicó nada al respecto. No escribió la fecha proyectada en su diario. No lo dijo públicamente ni puso un anuncio en el periódico. No midió el tiempo ni leyó su horóscopo del día. Dejó ir.
No analizó si debería marchar. No llamó a sus amigos para comentar el tema. No hizo un Tratamiento Mental Espiritual en cinco pasos. No llamó a la línea telefónica de oraciones.  No completó un mundo. Ella sólo dejó ir. Nadie estaba a su alrededor cuando ocurrió. No hubo aplausos o felicitaciones. Nadie le agradeció o rezó por ella. 

Nadie se dió cuenta de una cosa: 

Como la hoja cae desde un árbol, ella simplemente se fue. No hubo esfuerzo. No hubo lucha. No fue bueno, no fue malo. Fue lo que fue, y sólo eso.
En el espacio de dejar marchar, se dejó ser. Una pequeña sonrisa surgió en su cara. Una brisa luminosa sopló a través suyo. Y el Sol y la Luna brillaron por siempre jamás. 


 

‘She Let Go’

Rev Safire Rose