miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sólo un rato



Últimamente me siento pendiendo de un hilo.
Echo de menos ser clara y concisa. Escupir verdades y que no me importe, deshacerme de opiniones y compartir inquietudes sin esperar demasiada respuesta de personas al fin y al cabo ajenas.
A veces cansa el hecho de esforzarme en conocer, de intentar ver algo más cuando sé que en el fondo no puedo. O no me dejan.
Abrirse a lo desconocido, cuando lo desconocido te daba igual, es ahora dificil de asimilar. 

Y es difícil de comprender a la soledad, cuando uno le pone el corazón a las actitudes más simples.
Busco motivos para hacerlo, quiero ver hoy partes de mi que no conocía.
Quiero ver que soy capaz.

La sensibilidad, hoy me hace ver que nadie me ha demostrado que no soy solo un rato.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Felicear


Admiro la manera de ser feliz que esas dos almas que pintan canas, conjugan como un verbo simple, elemental; yo feliceo, tú feliceas, todos feliceamos. Porque es felicear verlo remover la tierra de alguna orquídea, mientras ella cose una cortina de lienzo color crema.
Es felicear callarse con un lazo que une, callarse ese "silencio sonoro" de la casa de techo alto, que tiene el lujo del amor de esos dos soles que la habitan, porque los otros lujos andan repartidos "entre la g
ente joven que los puede lucir".

Cuando iba a visitarlos, mi abuela siempre me preguntaba si era feliz.

Antes de que le diera mi respuesta, ella agregaba:
- " Me imagino que bella debe ser la casa de una mujer como vos"..., una mujer trabajadora, con talento - repito sus palabras textuales, aunque mi modestia borraría algunas-, con éxito. Porque vos tenés más obligación que nadie de ser feliz. Sí pude hacerlo yo, que no tenía en mí todo lo que vos tenés!.

En muchas ocasiones su frente se juntó con la mía y, como si dos copas de árboles se agitaran, caía un tenue aserrín de recuerdos.

Si tu nieta tuviera que abandonar los triunfos para conseguir lo que vos conseguiste, los abandonaría.

Porque entre los éxitos, el tuyo fue tan redondo y simple, con forma elemental de fruta, es el único que vale de verdad.
Un silencio sonoro allá, cuando el camino se ensancha y es más que camino, eternidad.


domingo, 16 de septiembre de 2012

Infinita sensación


Y cada noche parece un cometa en rebeldía. Las estrellas en punto suspensivos lo siguen. Succiono tinta para endulzar los versos, divago en “escritural” acción torturando silencios, altero pulsaciones por minutos, por horas, por vida, por muerte. Dejándome calmar luego de un orgasmo literario. 

Y ésta tinta que va ahogando el espacio vacío, lo colma, lo rebasa y me pierdo, tapando ausencias entre las sábanas que extrañan, envenenando mi piel, envenenando mi calma, mi arte. Desarte o Desastre.

Y la mañana me abre en ramos azules. Pone en mi carne un jugo agridulce como el de las naranjas y la mañana me despierta. Suspiros- recuerdos- nostalgia. 
El cielo parece una lira de poemas, y los versos, guerrilleras nubes sin formas ni rimas. Miserable (el) origen de estos versos, que sangran mi ira, enmudeciendo a los perros del amanecer, acelerando mi pulso, bajando y subiendo la temperatura, temperamento, tempestades… Fuga de ideas, premonición de un momento que adormecida me espera.

Quizás hoy tengo el eco retumbando calidoscopicamente con la voz de esa vieja amiga diciendo: “Sos una loca vieja que cuenta historias”, y la ronda de ideas surge…
Vieja loca que cuenta historias. Loca que cuenta historias viejas. Vieja que cuenta historias locas.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Arden


Arden, simplemente. Arden.
Las complicaciones, las deshoras, los mensajes, las tribulaciones, los nodeboperoquiero, los noquieroperodebo, la ausencia de indiferencia y su falsa justificación.
Arden los momentos, el tiempo, los ratos, los caminos, las hojas caídas, las  redenciones, los escritos, las yemas de los dedos, la hierba y el sonido del teléfono.
Se queman el calor nocturno, el frío injustificado, el incienso, las pérdidas y los encuentros, las ausencias indirectas, las presencias aún más indirectas, los nervios, la impaciencia y, porqué no, el ahora.
Cada conversación que no fue, cada paso no dado y cada paso de más, cada canción y sus notas, las "in" más las "directas", las composiciones de los latidos, las dudas y sus resoluciones, los temores, los placeres, los rencores, la indiferencia, las excusas, las sonrisas gratuitas y sus facilidades.
Los instintos, los libros, el arte, los abrazos y su duración, la luna, el olor a flores, la madrugada de viernes a sábado y de sábado a domingo, la fortaleza roja en la que nos paramos y sus escondites verdes en los que nos protegemos, lo que dijimos, lo que no hemos dicho, lo que queda por decir y lo que -quien sabe- diremos.
Incluso el sol. Todos arden.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Como hoy


Hoy sólo síndrome de domingo, hay cosas que no se modifican, pese a la huelga de silencio, de esperanzas arrebatadas (por propia-decisión-propia) como el oficio de idiota desamparada, de volver a ese lugar a re-leer mis ex corazonadas de orígen in-duda-blemente felices… 
Pasan días, años, la vida, y paso yo como si nada para nadie. Una vida entera de escribir en broma sobre lo que es serio, o escribir en serio sobre lo que, de tan absurdo, puede parecer un chiste. Entender es una cosa y sentir es otra que puede no parecérsele ni un poco.
Siempre los domingos siento que muchos me han robado cosas importantes, la mayoría de ellas con mi consentimiento. Siento que me han saqueado una y otra vez sin que yo llame a nadie para denunciar.
Con cada acto de esperanza, anoté lo perdido, para perderlo un poco menos. Y anoté, también, lo ganado, para fotografiar de adentro la alegría de mi alma en ese descubrimiento. 

Anoté lo incierto, para darle un poquito de contorno. Anoté lo oscuro para verlo, anoté lo claro para irradiarlo. A muy pocas personas remarqué con un círculo rojo, y si lo hice fue de puro masoquista nomás, así no me olvido de que en algún lugar de toda persona enamorada habita un kamikaze. 
Y sí, todas mis certezas aparecen en el momento equivocado, siempre. Igualmente me doy esperanzas, no se puede ser nada para nadie ayer, hoy y mañana, no y no.
Si supieran las veces que asistí a mi propio funeral, en la última de mis muertes ayudé a alguien a lanzar un golpe certero justo ahí, cerquita del alma. “Para que rearmarme valga la pena”,me dije, y otra vez me equivoqué con el pronóstico. Lo bueno de que yo estuviera muerta es que la sobremuerte no te la cargarán a tu cuenta…

Yo pensaba que no estaba dispuesta a todo, aunque más de una vez haya sido perfectamente avasallable, hasta el cansancio, por suerte hoy es sólo recuerdo, que sirve solamente para mordisquear la nostalgia. 
Como hoy, nostalgia puta de domingo



sábado, 8 de septiembre de 2012

El peso de la realidad


Anoche desperté exasperada buscando un reloj que en realidad nunca existió, quizás porque yo soy el tiempo y sólo me encuentre en los pasos de los seres que realmente me valoran. 
No hubo algún número que me muestre la hora, pero si hubo un cielo que me mostró que las estrellas son como minutos inmersos en la galaxia, y ese cielo también me ayudó a comprender que del él no caen el amor ni la razón.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

.


Vamos mujer, que tus manos tienen tinta de la buena, 
para escribir acerca de cosas y personas maravillosas!

* * *


martes, 4 de septiembre de 2012

A partir del final


Sé que alguna vez me perdí en su mirada falsamente lastimera y palaciega, pero si alguna vez me pierdo nuevamente, prefiero hacerlo en mis letras de palabras sinceras.
En una ocasión fuí acariciada por unos brazos ansiosos por el premio fácilmente obtenible, pero si me dejo acariciar otra vez, será por unas manos hábiles y soñadoras, gustosas del detalle.

La canción que me persigue día y noche ya no es suya, no existe, mientras que una larga lista es sombra de su mirada y sonrisa especiada de amplios momentos dichosos. Momentos breves de mentiras eternas.
No contengo favores a quien sólo busca un objeto, termitero de mis emociones mundanas y cercanas a volverse obsoletas, entre la inmensidad de sus intentos neutrales por poseer lo verdadero. Cazador insospechado de una presa masoquista e insubordinada.

Aún recuerdo su rostro al creerle sin motivos para seguir. Aún concuerdan las emociones que me contradecían sin sentido, volviendo a reaparecer, dueñas de un estímulo incontrolado.
Hoy se destapa la caja de verdades en éste cuarto que es mi alma, encortinado hasta la saciedad, y que desaparezca con ellas el fantasma encerrado bajo siglos de antigüedad.

Finalmente, sé que él nunca más manchará con su liviandad una sola de mis lágrimas. Porque mi corazón es más grande, y late más fuerte que su ya mil veces declarada efímera humanidad.


Ser valiente


Yo llamo ser valiente a mirar el miedo a la cara, afrontar los problemas de frente. A no dispensar sonrisas envenenadas por usar una lengua bífida.
Llamo ser valiente, a pensar antes de actuar cuales serán las consecuencias, sin miedo a ver que lo que no nos gusta es lo más indicado. Yo llamo ser valiente a decir las cosas a la cara, y a llamarlas por su nombre.
Llamo ser valiente a tener el coraje de no juzgar a la gente sin haberme puesto en sus zapatos y, una vez logrado, calcular las posibilidades. 
Yo considero ser valiente a no inventar una coartada que pueda tergiversar la realidad para hacerle daño a nadie. Llamo ser valiente a tirar la piedra y no esconder la mano. Incluso avisar antes de hacerlo.
Ser valiente es estar por encima de las circunstancias. Llamo ser valiente a madurar por experiencias, y a no temer su regreso. A hablar y a decir las cosas dando oportunidad al otro de contestar, lo llamo ser valiente a afrontar una crítica e incluso a aceptarla.
Ser valiente aceptando una derrota, una decepción tal vez. Llamo ser valiente a no considerar todo aquello que no me gusta como una amenaza. Llamo ser valiente a aceptar la felicidad de los enemigos, a intentar que desaparezcan convirtiéndolos aunque sea en indiferencia, a no querer pudrirme de odio.
Ser valiente evitando el cinismo, la hipocresía, el egoísmo y el victimísmo. A no dar lecciones de conciencia mientras yo siga siendo humano. A no hacer de mi vida una novela barata.
Llamo ser valiente a asumir responsabilidades, a no depender de nadie.

Ser valiente es saber que no soy todo esto, pero intentar serlo. Ser consciente de que hay que ser (humano).



Ser valiente cayéndose mil veces, 
pero levantandose la veces que haga falta...