jueves, 29 de noviembre de 2012

Sin título


No estoy ni entera ni igual. Lo que sí es seguro es que no estoy idéntica. Casi invariablemente: me alejé?... de dónde?, me acerqué?... a qué?. Entendí cosas que antes no entendía y cada vez entiendo menos. Difícil ecuación. Igual? Definitivamente no. Imposible. Eso es comenzar a remontar vuelo. Eso si lo sé...


domingo, 25 de noviembre de 2012

La despensa de tu alma


Mantene la despensa de tu mente llena de alimentos saludables, ya que en la vida, al final, te tendrás que comer siempre el alimento que hayas cocinado.
Utiliza pensamientos de paz, amor, armonía, felicidad, prosperidad, salud, riqueza, ver
dad y luz para aderezar tu vida . Si por el contrario pones rencor, odio, tristeza, enfermedad, pobreza, mentira y oscuridad entre tus condimentos, la comida que obtendrás como resultado quizá no sea de tu agrado, pero te la tendrás que comer de todas formas.


viernes, 23 de noviembre de 2012

La vida real




Observar detenidamente la mirada de una persona te puede demostrar muchos intereses que el o ella tiene. Son esos movimientos que pasan desapercibidos para la mayoría, pero que para otros es como un cuerpo minúsculo que tiene sus curvas, sus miedos y virtudes.
Es cuestión de rapidez mental y control facial de parte del espectador. Pues delatarse a veces resulta tentador, pero es necesario esa fuerza superior para comprender con cabalidad, que las palabras de otros y las mías pueden llegar a carecer de significado emocional y de verdadera esencia. Lo aseguro porque en un momento dado, a todas las personas les pasa que las palabras no pueden abarcar lo que se siente o se piensa.
Es sólo un bostezo de nuestro pasado y no de la evolución que esta recién empezando. En otras palabras, el lenguaje corporal comunica mucho más que aquellas palabras sueltas al aire. 
Es complicado comprender este punto de vista ya que implica mucho análisis, observación y crítica. Un movimiento expresa lo que queres saber, pero afirmo que es el miedo quien juega el papel del ignorante, ya que se teme a la verdad. a la realidad que está afuera.
En un sistema en el que se alberga el egoísmo y se mantienen utopías de uniones que no son tales, entonces siento que es necesario desconfiar y estar a un paso más adelante que la otra persona, ser calculador, en la forma más tibia de la palabra.
Es triste que la mayoría de las personas reduzcan su vida a una realidad ficticia, creada por mentes que necesitan tener la atención de otros tantos desconocidos para sentirse colmados de una "idealizada realidad".
Entonces sólo tengo una sugerencia, el conocimiento es poder pero no sólo eso, la experiencia conduce al conocimiento, se fusionan y tienen un mercado entero para discriminar cada fruta de la canasta.

La vida real , está en lo que se puede oler al respirar… 


jueves, 22 de noviembre de 2012

Culpa



No entiendo mucho eso de la culpa. No comparto la idea, no me gusta el concepto, me desagrada la sensación. Preferiría que los seres humanos tuviésemos más propensión a sentirnos responsables que culpables. Al fin y al cabo, la una impulsa mientras la otra estanca. Sin embargo, si insistís en sentirte mártir, si te encanta autoflagelarte con retos y reproches, si perseverás en la búsqueda de razones para sentir culpa, no recorras el camino más fácil.

Tampoco te sientas culpable de los errores ajenos o de las ajenas decisiones. No te sientas culpable del pasado de los otros o de sus preferencias. No te sientas culpable de todo aquello que no podés modificar pero te viene bárbaro para hacer como si te colgaras el cartelito, como si te replantearas, como si te hicieras cargo, para hacer como si te importara. Haz un leve esfuerzo, busca, medita. Siempre estoy segura de que hay algo más, aunque parezca ínfimo, en lo que me equivoqué. Muchas veces, al menos una decisión reprochable he tomado y lo he aceptado. Como mínimo una vez lastimé, quizá sin querer, pero lo hice.

Si vas a andar por el mundo
pretendiendo méritos por sentirte culpable,
al menos sometete a un ratito de autocrítica.


domingo, 18 de noviembre de 2012

(Entreparéntesis)


Recién me levanto. Está nublado, ideal para mi sensación de (paréntesis). Sonrío para afuera. Me quedo quieta por dentro. Miro hacia el patio. Me gobierno, me autorizo a sólo estar presente en este espacio perlado sin marco. 
De repente la casa empieza a despegarse, a flotar y a mí no me sorprende. No aviso, ni llamo a nadie, ni loca paro este frenesí tan esperado. Yo sabía que finalmente iba a volar. Sigo sentada. Sigo bollito. 


Sigo volando...


sábado, 17 de noviembre de 2012

Cuatro veces diez



Y de diferentes maneras sigo siendo capaz de dormir profundamente en cualquier situación y de vivir en mi burbuja de imaginación y de sentir que el mundo debería ser más justo, más equitativo, más solidario, mejor.
Y en distintos rincones sigo siendo capaz de sentir todas las cosas en el cuerpo y de enamorarme hasta el ridículo y de postergar cualquier obligación por un rato de mates con amigas.
Y de alguna forma sigo sintiendo que todas las vidas que se me antojan son posibles y están a mi alcance. Y en algún lugar sigo creyendo que soy capaz de todo lo que me proponga, siempre y cuando tenga el cariño, la ayuda y el soporte de las personas por las que daría lo que sea.

Todavía tengo cosas de la beba nacida en plena primavera y de ahí mi fascinación por ese “Jazminear” cada día que amanece en mí, de la nena de cinco años con cara de terrible y charlatana, de la gurisa de quinto grado con flequillo difícil, de la adolescente borracha de sensaciones, de la purreta de 20 años con todo por elegir y eligiendo ser mamá joven y estar feliz de haber hecho mi trabajo de la manera más impecable…  Amando y construyendo la vida de esos dos hombres que ahora me celan y me cuidan.
De la mujer que cierra números redondos en los ocho lustros y de todas las versiones de mi misma que hubo entre ésta mujer y la que aprendió andando la vida. Y, entonces, no puedo más que festejarme a mi misma y que, rodeada de tanta gente preciosa, de amores incondicionales, de desamores que me enseñaron a engrandecer el alma. Sentir que vale la pena seguir sumando, seguir intentando, seguir jugando.

Hoy es mi cumpleaños!
Recibo regalos.



martes, 13 de noviembre de 2012

Puntos suspensivos



Nunca terminamos una historia. A todos nos falta saber qué pasa con esos tres puntos suspensivos que dejamos arrinconados, para sacarlos cuando nadie nos vea ni sea testigo.
Aunque luego de eso, no nos quede otra opción 
que seguir diciendo una posdata más...

Tiempo



Hay un tiempo para todo en la vida, sin embargo es difícil ser justo y acertar, es como si se te fuera el tiempo y a veces va más rápido de lo que pensas. No es cuestión de insultar a la vida, es como es, aceptarlo o no es parte nuestra. El asunto más que nada es que a veces siento que no soy suficiente, el problema está en mí o en los demás, la verdad que no sé muy bien como interpretarlo, es como si viviera en un mundo apartado del de los otros, me definiría como alguien iluso, por creer en las cosas que nunca pasan, por no encontrar alguien que pueda entenderme.
Tampoco consigo sentirme absolutamente autosuficiente en algunos casos, por llamarlo de alguna manera, siento que mi edad no influye en mi mente y estoy tranquila de que mis responsabilidades me queden a la perfección de lo que puedo cumplir, pero aunque las cumpla, a veces siento que no estoy apta por darle un nombre a eso y es eso que no encontramos y que tampoco sabemos qué es, tender hacia qué… Dirían algunos filósofos, tender hacia la felicidad completa.
Es como si hubiera nacido un par de décadas posteriores, tengo una mente tan diferente al resto, sin alegar que todos somos diferentes, me permito el hecho de aceptarme “rara”. Sin embargo me encuentro incluida socialmente, aceptando normas y reglas implícitas de comunicación, manejando exactamente los tiempos que ellos manejan pero por dentro no llego al acuerdo de conciliar mi mundo interno con el mundo externo, me sigo sintiendo rodeada de mentiras y falsedades oportunas, desde la periferia hasta el centro, como si por éste momento no tan corto, todo esto que me rodea no tuviera el mínimo sentido y como si para esas personas que son “externas”, yo no tuviera el mínimo valor, o la importancia que ellas tienen para mí.
Es pensar y repensar el “guión” con tendencias claras a la desilusión, es mirar y mirar el reloj, con la mente fija en que nada puede suceder hoy, es creer a pesar de todo, un poco más… En qué?
Absorta en la nada, me siento incompleta aunque pueda vivir sin esos complementos, que un día ví tan humanos. Diría que no es fácil respirar sin oxígeno, comer sin alimento, o querer sin sentimientos, y vuelvo a repetir una vez más también:
“Sé que hay tiempos, un tiempo para cada cosa en la vida, pero no sé qué es lo que me toca ahora…”


Fondo y forma, lleno y vacío, lo que se busca, lo que se encuentra. 
Lo que necesitamos, lo que no nos pueden, ni quieren dar, 
lo que entregamos sin pestañear. 
El espacio que quedó. 
El lugar que se llevaron.




lunes, 12 de noviembre de 2012

****



Una vez más... El amor me está probando...
Me busca, lo provoco, me fastidia.
(entramos en coma!)

viernes, 9 de noviembre de 2012

El éxodo emocional



Que simple suele ser describir ese instante en el que la primera mariposa se instala en el estómago y coloniza cada espacio de mi cuerpo sin olvidar mi espíritu en su itinerario de vuelo. Hasta existe un exceso de romanticismo en la expresión metafórica. Pero casi igualmente extraordinario es ese momento en que la mariposa que parecía reproducirse desmedidamente y ser inmortal, decide emprender viaje, sin importar hacia adonde, fuera de mis límites corpóreos. 
Ese es el instante en que tomo por completo el control de todos mis movimientos moleculares, químicamente inducidos por mi metabolismo exento de insectos, con alas que alteran el equilibrio vital de la armonía de mi vida.
Ese es el momento en que me reencuentro con mis fronteras y mis límites, con mis aduanas intactas y un ejército de efectivos gendarmes abstractos que se disponen a cazar mariposas al primer intento de usurpación.
Ese es el instante en que me siento libre como antes, pero con una dosis extra, los hilos de la marioneta de mi cuerpo alterados por las oleadas ventosas del alar "maripozesco", ya cuentan con tu conducción rigurosa.
Ese es el momento en que me volatilizo con la misma capacidad de suspenderme por encima del suelo y danzar con el viento, pero sin depender de aquella maquina productora de orugas empecinada en colonizarme.
Me doy la bienvenida a "ese instante", que es solo eso...
Un instante que a veces temo vivir, por miedo a que comience a acabarse...


jueves, 1 de noviembre de 2012

No quiero olvidar



Muchas cosas que suceden a lo largo de nuestra vida, a pesar de que en muchos casos, pueden hacernos daño y doler porque ya ese instante termino y deseamos vivirlo una vez más para hacerlo nuestro.
Las cosas que matan, las cosas que mueren, las situaciones que te devuelven a la vida, los días que se inventan, las noches que invaden de pensamientos. No quiero perderme en mi mismo laberinto nunca. 
Revivir ciertos momentos con nuestra memoria nos hace entender que nunca dejará de existir esa lágrima en la mejilla porque tampoco se olvida, pero ya no duele.
Yo quiero recordar para siempre cada instante, malo y bueno.
Esas cosas que a veces son lo mismo y a veces no, porque aunque sean iguales se viven de distinto modo y definitivamente son momentos que no queremos dejar atrás.
Otras queremos borrarlas para siempre y están grabadas en nuestras memorias por el simple hecho de habernos dejado algo bueno, la capacidad mental de nuestra alma es sabia.
No quiero olvidar los días, las horas, los meses, los años. No quiero olvidar que hay mañanas que amanecen mejor, que hay sonrisas con motivos para seguir sonriendo, no quiero olvidar los “por que”, ni los “como” que a diario me pregunto.
No quiero olvidar que ciertas miradas con sólo ver sus ojos me bastan para descifrar qué está pasando. No quiero olvidar que mi mirada dice siempre algo más de mí y por eso siempre miro a los ojos del otro.
No quiero olvidar que el mundo lo construyo yo a cada minuto, y si pierdo un minuto pierdo mi mundo. No quiero olvidar que la risa no siempre es más fácil que el llanto, pero tampoco siempre es más divertida.
No quiero olvidar que hay amores que duelen, amores que gozan y otros que ríen. No quiero olvidar algunos besos, algunos lugares, algunas personas. No quiero abandonar los días, las caricias, los aromas que me siguen llevando a algún momento de mi vida, no quiero dejar de lado la sal de mis mares de llanto.
No quiero algún día olvidar como me sentía en mis cumpleaños cuando era chica, o cuando abría un regalo de navidad. No quiero perder mi expresión mirando fuegos artificiales, no quiero nunca, nunca perder mi sonrisa de esos momentos.
La primera vez que vi la inmensidad del mar junto a mis hermanos y me sentí tan chiquitita. Mis dos muñecas, mis inventos en el patio de la casa de mis abuelos, mis colecciones de miles de cosas diferentes que guardaba en cajas de zapatos.
No quiero olvidar que ame y me amaron, que amo y no sé si me amarán.
No quiero olvidarme de que el amor sí existe, aunque él no encuentre mi camino, y que suele doler mucho más que el desamor en algunas oportunidades.
No quiero olvidar los besos que llevo contados, y tampoco los que jamás me dieron. No quiero olvidar mi primer te amo, ni mi primer adiós.
No quiero olvidar los llantos de cada 31 de diciembre. No quiero olvidar las historias que me contaba mi abuela, los caminos de tierra de mi infancia, los días felices jugando a la sombra de la higuera, o los saltos que dábamos con mis primos alrededor de la hoguera de sarmientos en la finca que formó parte de mi niñez… Tampoco quiero olvidar los días tristes.
Las personas que están y las que se fueron. No quiero olvidar a las que nunca llegaron a mí, pero que igualmente me hicieron inmensamente feliz y tampoco a todas aquellas que sé van a ir.
No quiero olvidar ningún tramo vivido, no quiero perder cosas y si las pierdo que sea para aprender que nada es eterno en ésta vida.
No quiero algún día dejar de sentir amor por todo lo que tengo y todo lo que no tuve. No quiero que con el paso del tiempo me olvide de disfrutar el día a día. Los momentos que estoy viviendo hoy. Aquellos años que se fueron. La vida. 
   
No quiero olvidar que de a poco... Todo se olvida.