Podría desnudarme en frente de cualquier hombre y pedir su cama
prestada por una noche. Podría ponerme minifalda, tacos altos y un rojo carmín
en los labios.
Podría dedicarme a jugar con mi reputación que es sólo mía. Podría
viajar, y olvidarlo todo. Podría huir, en busca de una vida más divertida. Podría ponerme hasta el culo de todo tipo de sustancias ilegales y
hacer lo que me diese la gana.
Podría sonreír falsamente, y camuflar el amor
con un polvo espontáneo con cualquier otro, que sólo quisiese saborear mis
curvas, y recíprocamente, saborear yo las suyas.
Podría desmoronarme y hacer cosas nunca vistas sobre un colchón. Podría
dedicarme a escribir mis experiencias nocturnas con un "nomeacuerdocomosellamaba", y volverme rica publicando libros y libros sobre
morbo pasajero.
Podría llevar una vida nómada, y vivir en casa de cualquier otro,
migrando cada noche de sábanas. Podría ser la típica mujer misteriosa que vende
su cuerpo a cambio de un sensual par de horas vacío.
Pero la única cosa que me impide hacerlo, es la locura de creer que el amor existe.
Pero la única cosa que me impide hacerlo, es la locura de creer que el amor existe.
(Y luego comprender finalmente, que eso
del "querer" no es tan cierto)
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