Yo era más dulce sin sabor a ginebra. Sin besos que no siento. Sin resaca y sin sexo, sin amor. Más cuerda y más sensata. Menos predecible.
Ya no sé pensar cuando grito. Ni cuando beso. Ni cuando bebo. Ni si quiera cuando escribo. Ahora vivo rápido. Sin sentir y sin pensar. Que el pensar hace daño. Y ahora es tiempo de vida. De domingos sin esperar nada. Es como si atravesara una tormenta. Pero ya llegará la calma. (Y todo lo demás).
Por ahora me siento ciega de ratos bonitos.
Estas líneas son una aguja hirviendo pinchando cuanto corazón se ponga enfrente. Tan triste que se vuelve hermoso...
ResponderBorrar