Me miro al espejo y me prometo no volver a lo de siempre, pero vuelvo, aunque a nadie le importe un carajo lo que voy a escribir, y a mi en cambio me importe demasiado poco que al resto no le importe nada lo que ocupa tanto tiempo en mi cabeza.
Me miro al espejo y vuelvo a escribir en alto, blanco sobre negro, todo lo que me pasa por la cabeza.
Además hoy con una sola actitud que se me entregó, pude reflexionar sobre todo lo que me sucede y a ésta altura es inconveniente.
Ésta es una mañana que promete no dejarme sola, por lo menos no es lunes y no está más ese tierno personaje dando vuelta a la fonola, tampoco está su sensación de búsqueda en mi, se lo he dicho todo y es más que suficiente. Un error que desde hace un tiempo con silencio se paga. Y prefiero esto, siempre.
Vuelvo a mis mandados más nobles, esos que jamás me defraudarían...
Escribir.
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