miércoles, 4 de julio de 2012

Enredarnos en palabras


En la noche solitaria y silenciosa, leo tus letras en las que me gusta alucinar y revolcarme. Tus palabras resbalan por mi cuerpo dejando un rastro húmedo, brillante, impregnando mi piel de esa esencia llena giros y silencios. 
A veces se agarran con tanta fuerza, que me provocan heridas, heridas que se hunden en mi carne, hasta llegar a mi alma dejando en ella cicatrices, imposibles de curar, que no quiero curar.
Desearía que no existieran las diferencias, tocaría el cielo con las manos sin un día escucharas el eco de mi mente resonando en tu pecho y me lo entregaras lleno de soles por compartir.
Quisiera oírtelo decir, que soy yo a quien buscabas, quisiera que una tarde de primavera, sentada en una roca respirando las montañas , te acercaras sigilosamente y me abrazaras por la espalda. Sin necesidad de verte, sólo de sentirte, olerte y escucharte.
Te entregaría mi alma, para que la enredaras con la tuya, para que escribieras con tus letras mis sentimientos, para escribir yo con las mías tus anhelos. Para ser uno en dos, para sentir el placer que no alcanza el cuerpo.
Quisiera que penetraras en mí para siempre y sentirte desde adentro, sentirte, sin espacio y sin tiempo...



 Una utopía más,
 que mi razón hace mil intentos por olvidar...



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